Patrimonio Industrial y de Obras Públicas

El patrimonio es un concepto en evolución. Comenzó centrando su atención en monumentos singulares que representaban el poder civil (castillos, palacios…) y religioso (catedrales, monasterios…), pero con el paso del tiempo se han ido incorporando otras categorías.

El patrimonio es un concepto en evolución. Comenzó centrando su atención en monumentos singulares que representaban el poder civil (castillos, palacios…) y religioso (catedrales, monasterios…), pero con el paso del tiempo se han ido incorporando otras categorías. Desde la década de 1980, y gracias a la acción del Consejo de Europa, se considera también parte del patrimonio las construcciones de carácter industrial y técnico y las construcciones de ingeniería en el conjunto de las llamadas obras públicas.

El patrimonio industrial se compone de los restos de la cultura industrial que poseen valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico y científico y lo integran edificios y máquinas entendidos en un contexto amplio que incorpora los espacios donde sucedieron los procesos industriales y aquellos en que se desarrollaron las actividades sociales relacionadas con la industria (espacios residenciales, de servicios, de sociabilidad).

Tradicionalmente las obras públicas han ocupado un lugar marginal en su consideración patrimonial. Se ha debido a varias causas, entre las que destacan su condición funcional y el general desconocimiento sobre su existencia y significado, esto en buena medida motivado por las dificultades para acceder hasta ellas y observarlas en su completa dimensión. El territorio es lo que da sentido a la obra pública, y la naturaleza el único escenario en el que puede entenderse. Son obras públicas las construcciones de ingeniería que permiten las comunicaciones terrestres (carretera, ferrocarril…), las obras hidráulicas (abastecimientos de agua a poblaciones, aprovechamiento de su posibilidades energéticas…), las obras marítimas (defensa de costas, construcciones portuarias…). Para establecer su valor cultural se emplean cinco criterios, los valores científico, histórico, estético, simbólico y de uso, y se atiende a diferentes aspectos como los materiales y tipologías, los procesos constructivos, los planteamientos teóricos y el sentido territorial.

Fuente, abrevadero y lavadero en Pedreo (Pedreo, Rionansa)

Este conjunto hidráulico llamado “El Pedroso” se construyó en 1952 a iniciativa de Saltos del Nansa. Para su emplazamiento se eligió la fuente antigua, que captaba un manantial en este punto

Fuente de La Valleja (Cabanzón, Herrerías)

Esta fuente toma en nombre del barrio de Cabanzón al que abastece, data de finales del siglo XIX y fue reparada en la primavera de 2010 en el marco de una actuación de recuperación del entorno.

Fuente de La Tejera (Camijanes, Herrerías)

El barrio de La Tejera (Camijanes) conserva los restos del antiguo abastecimiento de agua, también llamado “El Redondal”, que captaba agua de una riega.

Fuente, abrevadero y lavadero en Celucos (Celucos, Rionansa)

El conjunto hidráulico de Celucos, llamado también La Fuente del Pueblo, data de los años veinte y se organiza en disposición lineal

Puente de Puentenansa (Puentenansa, Rionansa)

Esta estructura permite a la carretera CA-181 cruzar el río Quivierda en Puentenansa. Fue construido a finales del siglo XIX en sustitución de un antiguo paso de madera en torno al que creció la población