Prado Concejo de Tudanca
Prado de siega perteneciente al conjunto de vecinos del pueblo de Tudanca, considerado un testimonio de gran valor patrimonial.
El Prado Concejo de Tudanca es uno de los cuatro “prados concejo” que todavía se identifican en el Valle del Nansa, caracterizados por el mantenimiento de las prácticas colectivas que se utilizan para su aprovechamiento, que son dirigidas por las juntas vecinales siguiendo normas consuetudinarias. El de Tudanca tiene una superficie aproximada de 130 hectáreas, y todos los años -en septiembre- se siega siguiendo un sistema tradicional de reparto entre los vecinos, según el cual el terreno se divide en 8 partidas (de ellas hay una de mayor pendiente y menor productividad que ya no se siega) y cada una de esas partidas se divide en suertes entre cada uno de los ganaderos que tiene derecho a siega.
Su consideración patrimonial procede del valor cultural de su sistema comunal aún vivo (la junta vecinal y el sistema de reparto) y del valor productivo que tiene para el alimento de una ganadería en la que se integra la raza Tudanca de tronco africano. Pero también podemos hablar del valor documental de las descripciones antiguas que se conservan, y del valor ecológico que representan sus comunidades herbáceas.
Sobre este prado han escrito prestigiosos literatos como José María de Pereda y Miguel de Unamuno, pero también lo hicieron intelectuales como Gervasio González de Linares que, a finales del XIX y comienzos del XX, se preocuparon por explicar el mantenimiento de las prácticas colectivas de los pueblos en un mundo cambiante, dominado por el ascenso de la propiedad privada y los procesos de desamortización que lo facilitaron.
La pervivencia de las prácticas colectivas de siega ha permitido el desarrollo de comunidades herbáceas que son consideradas de alto valor ecológico en la Directiva de Hábitats (92/43/CEE), como la Arrhenatherion, que crece en la superficie productiva, o los lastonares del Potentillo-Brachypodenion, que cubren la parte no segada y que también presentan un considerable valor ambiental.