Ermita de Nuestra Señora de la Vega
Ermita situada en el núcleo de Santotis, reedificada en 1724 a petición de los fieles.
Santuario reedificado en 1724 con el fin de atender al numeroso vecindario que tenía el pueblo, que reclamó su construcción ante la distancia que les separaba de la iglesia parroquial de Tudanca y el hecho de que para llegar a ella tenían que atravesar el río Nansa, que sufría constantes desbordamientos durante el invierno. Sin embargo, se denegó el permiso solicitado por los fieles para colocar en el interior del santuario una pila bautismal, así como para realizar enterramientos.
En 1725 D. Francisco Fernández de Cos, natural del lugar y residente durante muchos años en Lima, denunció que las alhajas y el dinero que había enviado años atrás para el adorno del santuario habían sido utilizados sin su consentimiento para otros fines, como costear la construcción del nuevo edificio. Finalmente D. Francisco, devoto de la Virgen de la Vega, consintió que sus donativos se empleasen en la fábrica del nuevo edificio.
Tiene una nave con dos arcosolios laterales a la altura del arco toral de la capilla mayor, a la que se adosa una sacristía en el lado de la Epístola. Sacristía y presbiterio son los únicos espacios abovedados de la ermita, con una bóveda de crucería simple y una estrellada de cinco claves, respectivamente.
Exteriormente cabe resaltar la configuración angular de los contrafuertes, así como la espadaña que se alza a los pies del santuario, con dos troneras y decorada con pirámides en sus esquinas.
El retablo mayor es barroco churrigueresco con alguna imagen de tipología popular.