Ermita de San Antonio, casas y hórreo
Conjunto de ermita, casas y hórreo en el núcleo de Riclones. Edificios de los siglos XVII y XVIII, vinculados en su mayoría a la familia Celis.
La ermita se estaba realizando en 1762 por el cantero de Celis Lorenzo González de Posada. Presenta una sola nave cubierta con una bóveda de crucería estrellada con combados rectos y abierta al exterior mediante un arco de medio punto cerrado con un embarrotado de madera. Este arco está flanqueado por pilastras cajeadas que sostienen un frontón curvo partido en el que se sitúa un escudo de armas de la familia Celis, lo que indica que éstos fueron sus fundadores. El edificio va precedido de un pórtico de madera sostenido por columnas de orden compuesto, excepcionales en el panorama arquitectónico cántabro de la Edad Moderna, donde se generalizó el orden toscano. Sobre el pórtico se levanta una espadaña rematada por un frontón triangular, con una tronera enmarcada por el mismo tipo de pilastras cajeadas de la puerta de entrada.
Junto a la ermita hay una casona muy alterada, pero cuyos elementos formales apuntan a que posiblemente fue construida a mediados del S-XVII. Se conserva el arco de medio punto de acceso en la planta baja y en la superior vanos refajados y un balcón que pertenecería a la fábrica original. Dada su proximidad a la ermita de San Antonio y teniendo en cuenta que ésta fue fundada por particulares (la familia Celis) es posible que ésta fuera una de las casas de dicha familia.
Frente a la casona se alza uno de los escasos hórreos que se conservan en Cantabria, con alteraciones en su parte inferior.
Al otro lado de la carretera se conserva una sencilla vivienda.