Economía campesina mediados del XIX 3
Economía campesina a mediados del XIX en el valla del Nansa
La cita en que se recoge los usos y costumbres en relación al Prado Concejo es obligada, por su riqueza de matices de interés antropológico:
“Todo el pueblo concurre a aquella vasta y empingorotada pradera, vestido de gala, para la designación de partidores, bajo la presidencia del regidor competente; y es de ver cómo aquellos funcionarios, después de decirles el regidor, descubriéndose la cabeza: «hablen los partidores», con una varita en la mano y sin saber una jota de geometría ni de problemas de triangulación, van demarcando con equidad admirable las hazas o suertes correspondientes a todo el vecindario; cómo se sortean las hazas por grupos de cierto número de vecinos; cómo suben antes de amanecer los designados para el día, y siegan la yerba y la orean y la bajan al pueblo en el día mismo, en bastías (especie de narrias), conteniéndolas en su descenso por el declive rápido del monte, una pareja de bueyes enganchada detrás de cada basna, y cómo se continúa esta patriarcal faena durante una semana, sin una sola protesta, por no haber un solo perjudicado en la repartición, y cómo se colman los parajes de Tablanca de aquel heno finísimo, sustancioso y fragante, que es una verdadera riqueza para el valle, cuyos hermosos ganados tienen bien merecida fama de ser los mejores de la provincia”
José María de Pereda, Peñas Arriba (cap. XXIII. Pp. 566). Editorial Cátedra