Bosques

La variedad de ambientes del Nansa propicia la existencia de bosques de varios tipos que, por su diversidad y calidad, constituyen un importante valor patrimonial

Muy alterada por la acción humana, la cubierta vegetal del valle del Nansa presenta un aspecto muy distinto del que debió tener antes de la aparición de los primeros grupos de pastores y agricultores: la mayor parte de la superficie forestal ha desaparecido y los bosques han quedado muy fragmentados y relegados, en su mayor parte, a las áreas más inaccesibles de la cuenca.  Pese a ello, el valle conserva un patrimonio forestal muy importante y sorprendentemente variado en relación con su exigua superficie gracias a la diversidad de altitudes, litologías, orientaciones y geoformas existentes en sus laderas.

Los bosques mejor representados en el valle son los siguientes:

1. Bosques caducifolios:

- Cajigales. Son remanentes de los extensos robledales de Quercus robur que recubrieron la mayor parte de las zonas bajas y valles medios de la región.

- Hayedos. Muy extendidos entre 600 y 1600 m de altitud, requieren mucha humedad y ocupan preferentemente las laderas umbrías. El haya (Fagus sylvatica) tiende a formar bosques monoespecíficos. Indiferentes al sustrato, están bien representados en las faldas de Peña Sagra y Polaciones. 

- Robledales de albar (Quercus petraea). Más abiertos y diversos que los hayedos, con los que compiten, ocupan las vertientes solanas hasta 1600 metros de altitud.

- Abedulares. Muy resistentes, alcanzan casi 2000 metros de altitud sobre sustratos silíceos. Víctimas históricas de la creación de pastos de altura, tienden hoy a recuperarse. Algunos de los mejores abedulares de Cantabria se encuentran en la cuenca del Nansa (Ajoto, Tanea…)  

2. Bosque esclerófilo. Las áreas calizas de los sectores bajos, cálidas y con déficit hídrico al nivel de las raíces, están ocupados por encinares (Quercus ilex) de afinidades mediterráneas. Muy valiosos, aparecen bien desarrollados en Herrerías, en las sierras de Arria y Ozalba y en el litoral (Pechón).

3. Bosques de ribera: dominados por los alisos (Alnus glutinosa) y varias especies de sauces (Salix spl), se desarrollan en las márgenes fluviales donde desempeñan un importante papel ecológico. El Nansa está flanqueado por un excelente bosque de ribera a lo largo de gran parte de su recorrido.

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Elementos de interpretación: Montes comunales
  • Los bosques caducifolios, hayedos, robledales y abedulares, son los más frecuentes en todo el valle del Nansa

  • Las áreas calizas de las zonas bajas están ocupadas por encinares, bien adaptados al calor y a la falta de agua

  • Las márgenes fluviales, siempre húmedas, están ocupadas por los bosques de ribera