Castilla versus La Montaña, lo humano versus lo telúrico
Unamuno compara los paisajes y paisanajes montañeses con los castellanos
"El Nansa brizna el sueño de los soñadores muertos como briza el de los vivos. Y en la paz solemne de aquellos eternos parajes, bajo la mansa cúpula del cielo, sostenida por las cimas montañosas, ocurre pensar si son otros los vivos que fueron los muertos, si no es una misma generación la que bajo diversas figuraciones se sucede. ¿Historia? Allí todo es prehistórico, o mejor, para decirlo con término que puse en circulación, todo es intrahistórico. Donde el río Carrión discurre llanamente por la estepa, entre glebas y arenas..., la historia, la epopeya, la leyenda romancesca, flotan sobre el haz de las aguas calladas del río de Jorge Manrique; pero donde el río, a trechas torrente, Nansa se despeña cantando, entre peñascos, es algo más hondo que la historia lo que nos dice su cantar. Aquello es más humano; esto, más telúrico. Por aquel labrador que se curte al sol ha pasado la historia; sobre este pastor montañés a quien ciñe la bruma de las cimas se desliza la civilidad. Y como la cría de su vaca a la ubre materna, él se pega a sus montañas".
Recogido de José María de Cossío (1989): “Las rutas literarias de la Montaña”. Santander, Diputación Regional de Cantabria / Estudio, pág. 64, publicado como artículo titulado “Una civilización rústica”, el 28 de octubre de 1923 en La Nación de Buenos Aires.