Prado Concejo en Peñas Arriba

Economía campesina a mediados del XIX en el Valle del Nansa

La cita en que se recoge los usos y costumbres en relación al Prado Concejo es obligada, por su riqueza de matices de interés antropológico:

“Todo el pueblo concurre a aquella vasta y empingo­rotada pradera, vestido de gala, para la designación de partidores, bajo la presidencia del regidor competente; y es de ver cómo aquellos funcionarios, después de decirles el regidor, descubriéndose la cabeza: «hablen los partido­res», con una varita en la mano y sin saber una jota de geometría ni de problemas de triangulación, van demar­cando con equidad admirable las hazas o suertes corres­pondientes a todo el vecindario; cómo se sortean las ha­zas por grupos de cierto número de vecinos; cómo su­ben antes de amanecer los designados para el día, y sie­gan la yerba y la orean y la bajan al pueblo en el día mis­mo, en bastías (especie de narrias), conteniéndolas en su descenso por el declive rápido del monte, una pareja de bueyes enganchada detrás de cada basna, y cómo se continúa esta patriarcal faena durante una semana, sin una sola protesta, por no haber un solo perjudicado en la repartición, y cómo se colman los parajes de Tablanca de aquel heno finísimo, sustancioso y fragante, que es una verdadera riqueza para el valle, cuyos hermosos ganados tienen bien merecida fama de ser los mejores de la provincia” (cap. XXIII. Pp. 566)

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Elementos de interpretación: Pastos, Prado Concejo